Bibliotecas con sabor a sal

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Buenas tardes lectoras/es

Tenemos un usuario muy asiduo a una de nuestras bibliotecas que hoy nos ha entregado esta preciosa reflexión acerca del mar, las bibliotecas y de tantas cosas que tienen en común.

Esperamos que les guste tanto como al personal de la Red de Bibliotecas Municipales de Agüimes.

EL MAR Y LAS BIBLIOTECAS

Parece absurdo comparar el mar con las bibliotecas, pero creo que tienen muchas similitudes como intento explicar a continuación:

El mar, como le conocemos, es inmenso, llega a todos los confines de la tierra, tiene una vida interior maravillosa, unos desconcertantes cambios en los movimientos de sus aguas, un precioso cromatismo en los colores, e inmensos tesoros sumergidos en las profundidades, y un constante ruido en sus idas y venidas, entre otras muchas cosas que nos quedan por descubrir. Las bibliotecas tienen muchas coincidencias, y también diferencias. Una, es el espacio, que es infinitamente más pequeño, pero que se expande por toda la tierra. Otra, el silencio, en claro contraste con el continuo ruido del mar en sus idas y venidas. Cuando se entra en una biblioteca sorprende el silencio, todos sus ocupantes están concentrados en su actividad.

Otra coincidencia, cuando miramos al mar, no sabemos que apreciar con tanta variedad y belleza como nos ofrece. Cuando entramos en la biblioteca, salvo que llevemos ya una idea establecida, contemplamos tantos libros que nos hace difícil la elección de uno, pues incluso en ello, incide nuestro estado de ánimo para escoger el que más puede satisfacernos

Hemos apuntado el colorido. Mirando las estanterías repletas de libros vemos las brillantes portadas adornadas de todos los colores del arco iris, y algunos más que los hombres han conseguido mezclándolos entre sí También aludimos a los tesoros. ¿Cuántos guardan las bibliotecas? Todo el saber humano, que comenzó con las pinturas rupestres de los hombres primitivos, continuó con la vía oral de los trovadores, los romances transmitidos de generación en generación hasta la invención de la imprenta, que nos permitió la perpetuidad de los mismos.

No quiero hacer más extenso este artículo, solo que nos haga pensar en el beneficio de la lectura, “bucear” en los libros que nos ofrecen las bibliotecas, para dar un “refrescante baño” a nuestra mente (como hacemos en el mar con nuestro cuerpo), y adquirir nuevos conocimientos, o bien pasar el tiempo con los innumerables pasatiempos de las muchas materias que nos ofrecen.

Ahora que llega “EL DIA LA BIBLIOTECA”, que esta no sea como los fuegos artificiales, que son muy bonitos pero se esfuman en un instante, hagamos el propósito de la perseverancia y tengamos siempre un libro en nuestras manos.

Miguel Pascual Bautista

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